MÁS
ALLÁ DE LOS LÍMITES
DE
MIS PERCEPCIONES HABITUALES
Por:
jeanne de salzmann
Creo saber lo que es la unidad.
Si
lo supiera verdaderamente habría en mí un deseo absolutamente irresistible de vivir mi vida
en ese estado.
Ya no podría aceptar sentirme desmembrado y ver esas
partes aisladas que agobian mi Presencia con hechos que me
alejan de la conciencia de mi
realidad.
ESTADO
DE UNIDAD Y ESTADO DE DISPERSIÓN………
No
obstante, empiezo a interesarme por la diferencia de lo que soy en un estado de
unidad en comparación con un estado de dispersión.
Me intereso sobre todo en esa energía que constituye
el vinculo vibratorio entre los centros y que, cuando está allí, trae
consigo una fuerte aceleración del trabajo de las funciones.
Esa energía se revela al mismo tiempo como un espacio
vacío en el cual puede aparecer una fuerza nueva.
Hay
en mí una energía, una vida siempre en movimiento pero que no se proyecta hacia
afuera.
Para sentirla son necesarios una cierta tranquilidad, un
cierto silencio.
Sólo en el vacío otra realidad puede aparecer en mí.
Hay
también en mí una energía proyectada por mis funciones en reacciones inagotables ante las impresiones
que provienen de afuera y de adentro.
No tengo la calidad de atención necesaria para hacer
frente a todas las impresiones y reacciones.
Pero
quedo impactado
cuando veo la rapidez con la que reacciono, antes incluso de saberlo.
¿Es posible recibir las impresiones sin reaccionar tan rápido y dejar que
la impresión me penetre y actúe sobre mí?
Para ello, necesitaré de una percepción pura, de
una percepción de lo que está ahí sin que las reacciones vengan a mezclarse en ello.
En
mi estado habitual,
mi atención se limita a notar lo que es.
El
momento es muy corto, demasiado corto como para permitirme captar la naturaleza de algo tal cual es.
Sin embargo, ese es el momento del conocimiento.
Nosotros
no estamos interesados en esa percepción imparcial de las cosas «tal como son», las
juzgamos o las tratamos desde el punto de vista de nuestro interés personal.
No tenemos percepción sin imponerle al mismo
tiempo una etiqueta que falsea su visión.
Luego,
esas etiquetas determinan nuestras acciones y reacciones.
Necesito
sobrepasar los límites de mis percepciones habituales.
Tengo necesidad de una nueva percepción, de una atención
como de un sexto sentido que tenga la fuerza de registrar las
impresiones sin la mente asociativa.
Sería
una atención fluida, amplia, total, sin tensión, que contendría todo sin excluir nada.
Esa clase de atencion es muy difícil de
encontrar en mí mismo porque no experimento su necesidad.
Busco
siempre de la misma manera.
Creo
poder tocar algo real afirmándolo, creo profundizar una sensación intentando conocerla más y mejor.
Pero
para sentir la necesidad de una percepción nueva no puedo esperar algo positivo, sólo existe mi
ignorancia.
Si
experimento
esa completa ignorancia, se produce una ruptura que me libera de las ataduras
que me constriñen.
Se
produce como una dilatación interior y mi atención ha franqueado el límite de
las impresiones
conocidas.
No
hay escalera.
Hay
que saltar.
Para
tomar conciencia me es preciso dejar caer todo lo que es conocido.
El
conocimiento es un estado en el cual todo es observado, experimentado, comprendido y abandonado como inutil,
porque no puede servir para el momento siguiente.
Jeanne
de salzmann
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