OBEDECER A LA ATRACCIÓN DE LA TIERRA
Por: jeanne de salzmann
El cuerpo obedece a la atracción de la tierra; saca su
fuerza de ella.
Una energía más fina en mí, la fuerza sutil, obedece a
otra atracción.
Cuando el cuerpo se adapta a la atracción de la tierra,
esa fuerza sutil está más libre, como si los dos movimientos se
complementaran.
Esto permite al hombre mantenerse en pie.
Siempre y en toda circunstancia debo aceptar esa
ley de donde viene mi equilibrio y dejar que esas fuerzas jueguen
libremente en mí.
Cuando obedezco a esa atracción de una manera
consciente, la fuerza sutil es liberada y mi yo ordinario, mi ego,
encuentra su razón de ser.
Los polos se conectan.
Obedezco a esa ley y encuentro mi lugar en un mundo de fuerzas que
me hizo tal como soy.
Pero pensar en eso no ayuda.
Hay que vivirlo.
LA TENSIÓN Y EL RELAJAMIENTO………
La tensión y el relajamiento son una gran importancia
para nuestro estado; nos hace manifestarnos y relacionarnos de una
cierta manera con el mundo que nos rodea.
Tendemos hacia la vida, para oponernos, para tomar de
ella, para dominar: toda afirmación nuestra se manifiesta a través
de una tensión.
Pero esas tensiones nos separan de una energía sutil,
de una realidad más esencial.
Estamos presos en las tensiones y nuestras posibilidades no
se desarrollan.
Nuestra atención no puede realizar una acción si
hay una resistencia tensa en los músculos.
Está retenida en la superficie y no puede penetrar en profundidad.
LA SENSACIÓN………
Sólo tengo acceso a mi mismo por la sensación.
Pero hay diferentes tipos de sensación.
La sensación que conocemos es una sensación proveniente de las
tensiones incontroladas, aunque sean muy ligeras, que se producen
cuando mi atencion es atraída sobre una parte de mí.
Es una sensación estática, una crispación fija en un mismo
lugar.
La prueba es que, cuando queremos estudiarla,
detenemos el movimiento.
Esa sensación despierta una energía muy superficial.
Hay una profundidad que todavía no se ha alcanzado.
UN SOLTAR………
Para recibir la impresión de una realidad interior,
necesito de una sensación que venga de un movimiento viviente al cual me uno a
través de un soltar o el cual dejo que se me revele, mientras me hago
totalmente libre y disponible para esa impresión.
En vez de provocar yo mismo la sensación, debo abrirme y
recibir la impresión de la sensación.
UN SENTIMIENTO NUEVO………
Para esto debe aparecer un sentimiento nuevo, de manera
que la vibración pueda propagarse.
Es por eso que se nos hacia decir «Señor, ten piedad»,
lo que nos abre al sentimiento de nuestra nulidad o nadidad y despierta la
energía a otra profundidad.
LA CALIDAD DE ESA SENSACIÓN………
La calidad de esa sensación depende del estado de tensión
o de relajación de mis músculos.
Atento, descubro que esa relajación-tensión es una acción
constante.
O bien es una tensión exagerada a través de la cual me
afirmo con violencia, con orgullo, o es un dejarse ir y me rindo por
debilidad.
Cuando veo que esto es dirigido por el yo ordinario, siento la
necesidad de dejar que mi cascara dura se disuelva para que la vida
pueda fluir dentro de mí.
Y siento ese movimiento de descenso, de soltar, de toda la
fuerza contenida en mis tensiones.
Puesta en movimiento, por si misma, está sometida a la
atracción de la tierra, del suelo, y les obedece.
PERMITIENDO A TODOS LOS CENTROS ESTAR INTEGRADOS EN UN
TODO, EN UNA PRESENCIA………
Al mismo tiempo, siento que algo emergió; una
fuerza emergió por encima de ese nivel permitiendo a todos los centros estar
integrados en un todo, en una Presencia.
UNA APERTURA………
Sólo lo conozco en ese mismo momento y al conocerlo se
produce una apertura.
Accedo entonces a una densidad diferente, como si hubiera traspasado
un umbral.
Por una acción que viene de la comprensión inmediata
de no ser suficiente, el cuerpo entero se relaja para entonarse con esta
Presencia.
GRADOS INFINITOS DE SENSACIÓN………
Empiezo a ver que hay grados infinitos de sensación que
representan un mundo desconocido.
TRANQUILIDAD Y UNA GRAN SENSIBILIDAD………
Para tener la sensación de una Presencia en mi cuerpo,
necesito tranquilidad y una gran sensibilidad.
La sensación no viene de una tensión, sino de
un contacto que se me revela.
Mi cuerpo no se tensa en ninguna dirección.
No se tensa hacia arriba, no corresponde con su
naturaleza.
No me arrastra.
No lo arrastro.
No hay ninguna tensión.
Me siento libre.
Mi totalidad ya no está amenazada.
Veo que la sensación es como un acto de obediencia a esa
Presencia.
La necesidad de apertura es lo que uno llama la oración.
jeanne de salzmann
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